He aquí una pequeña muestra de las costumbres y forma de pensamientos de la aristocracia de Ekatón… y cómo su señor, el Conde Alexander Von Hassler, Señor del planeta Ekatón, las usa para su propio beneficio…
“En las milenarias intrigas de poder, hay cosas que por definirlo de alguna manera nunca cambian, es casi una tradición poner a prueba la seguridad de un gran dirigente o gobernante, por si sale bien…”.
Conde Alexander Von Hassler
(El escabroso camino del poder).
Pocas cosas intimidaban tanto a Mesala, el senescal del Conde, como ver a su señor aburrido. El cual, solía tornarse inquieto, polémico y de lo más impredecible, hasta unos niveles que, ni siquiera, su leal senescal lograba soportar a duras penas. Mesala pues, decidió tragar saliva, hacer de tripas corazón y anticiparse al cambiante humor del Conde, distrayéndole con el correo del día. Cogió un metálico fajo de holocartas y tras solicitar permiso para introducirse en el gran salón, comenzó a hablar sin perder ojo, a sus, en esos momentos, durmientes y oscuras panteras, dientes de sable: —Mi señor, lamento profundamente molestaros —murmuró Mesala con cautela y mucho, mucho, tacto.
La ubicación cronológica de esta historia, es anterior a la novela corta, Diario de un aristócrata y anterior a los libros III, IV y V de la pentalogía Memorias de un mundo marino.
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