sábado, 26 de noviembre de 2022

CIENCIA-FICCIÓN. EL ARTE DE CREAR HIPÓTESIS.

 


 

        Ciencia-ficción. El arte de crear hipótesis.

 

        La especulación científica, por muy sólidas que sean las bases científicas que las sostengan, es sólo eso, tal como índica la propia palabra una especulación de una posible creación o descubrimiento y su posible influencia en la realidad material que afecta a los seres humanos en un hipotético momento dado.

        Ello no puede eludir bajo ningún concepto, la posible materialización o variación de su resultado final, puesto que la evolución de la ciencia y su aplicación, es (y debe ser) constante. En la creación y aplicación combinada e interdisciplinar de nuevos conocimientos, aún así, toda ley científica, es susceptible de ser modificada o sustituida, es decir un paradigma científico (o forma de juzgar las cosas), es siempre provisional hasta ser sustituido por otro que lo amplíe y supere. (El principio de falsación, de Poper es un claro ejemplo de ello).

        Ignorar este hecho básico de investigación y aprendizaje, conduce inevitablemente, al empobrecimiento y al estancamiento científico. En su aplicación literaria (que no literal), debe tener una prioritaria función: La divulgación de la ciencia de una manera divertida y amena.

        Cuanto mayor sea su contenido científico, mayor debe ser la sencillez de su exposición, y más cumplirá con este cometido.

        No obstante, la aplicación de etiquetas literarias o editoriales, bien sea e ciencia-ficción “hard”, ficción-científica, ciencia-futura, futurociencia (o lo que sea). Son solo eso, etiquetas que pretender ser explicativas de un contenido literario, nada más.

        Pretender menospreciar en su autoafirmación, a otros géneros simplemente literarios, que amplían sus conocimientos humanos en la exposición de sus obras, no solo a la ciencia sino todo lo que implica al conocimiento, cultura y saber humanos.

        Implica no sólo una profunda ignorancia personal, sino que irónicamente “rompe” y desvirtúa, la intencionalidad original de un autor-divulgador, que no es sino la de ampliar el conocimiento científico (y cómo consecuencia de las diferentes ramas del saber relacionados), de la manera más amplia posible.

        Explicar mediante una historia de ficción científica, las bases y estructuras orgánicas del cerebro humano, su metabolismo, posible desarrollo y evolución, mediante novedosas técnicas neuro científicas, ignorando deliberadamente su capacidad no sólo de crear, inventar, descubrir, sino de especular, las diferentes variables de la identidad humana y todo lo que ello implica, es y sería el colmo del absurdo.

        Los hombres, se equivocan, los científicos se equivocan y como consecuencia la ciencia puede y de hecho se equivoca, gracias a este hecho se han logrado enormes descubrimientos científicos, eso es lo que vulgarmente se denomina: “Ensayo y error”.

        Esto en definitiva, es algo más que una apreciación de la ciencia (su divulgación, el conocimiento, el saber humano, la literatura y sus diversos géneros literarios), es una pura cuestión de humildad y sentido común, (tan necesarios en los tiempos que corren) y sin lo cual, todo lo anterior, no sólo no tendría sentido, sino que jamás habría sido posible.

        Es conveniente no olvidar esto: Todo científico, divulgador de ciencia, escritor, etc, debe la adquisición y divulgación de conocimientos actuales (sin por supuesto menospreciar tanto su talento personal, cómo su mérito en estas u otras áreas), al esfuerzo, persistencia, trabajo y humildad, de generaciones anteriores de científicos y hombres del saber, que tan generosamente han compartido sus trabajos y hallazgos, sin ellos, la actualidad, el mundo presente e incluso el mundo futuro, jamás serían posibles.

        Como diría Oliver Smithies premio nobel de medicina en 2007: “La ciencia es creatividad, te inventas algo para resolver un problema”… ¡Qué hermosa definición!

        De hecho, los grandes maestros de ciencia-ficción como Robert.A.Heinlein, Isaac Asimov, Arthur.C.Clark, e incluso nuestro brillante premio nobel de medicina Ramón y Cajal, eran reconocidos ingenieros, científicos e inventores, que usaron sus obras no solo para la divulgación de la ciencia en forma de entretenidas historias, sino cómo vehículo de posible especulación científica para posibles descubrimientos o inventos futuros, y sus diversas repercusiones tanto positivas como negativas, en nuestras vidas cotidianas, cómo así ha sido a lo largo de la historia.

        No debemos olvidar que la ciencia es sólo una poderosa herramienta que se puede utilizar tanto para lo bueno, (cuidar la vida) o lo malo (destruirla). La era nuclear es un claro ejemplo de ello.

        ¿Quién le iba a decir al propio Julio Verne, no mucho después de la publicación de su libro “Viaje a la luna” que el hombre no solo iría a la luna, si no que ya ha enviado sondas más allá de Marte y se está preparando para colonizar no solo Marte, sino al resto del sistema solar haciéndolos habitables para el ser humano?

        Mucha de esa tecnología ya existe o está en fase de prueba, esto es pura ciencia presente, incluso, Virgin, ha creado oficialmente la primera compañía de viajes al espacio con fines lúdicos, ver para creer, recientemente la sonda Voyager ha cruzado los límites del sistema solar, esto es pura actualidad real...

        Disfrutemos pues del arte de crear hipótesis, disfrutemos de la ciencia-ficción.

 

Gabriel Guerrero Gómez


Artículo publicado en el año 2013, en la columna "Explorando el futuro", del diario digital "El Heraldo del Henares". También incluido en el título: "Mundos imaginarios".































































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