YO, LO QUIERO.

 

 Extracto perteneciente al título: Viento de palabras.

 

Yo, lo quiero

I

¿Qué puedo querer yo?...
¿En verdad lo quiero?...

Sí, yo, lo quiero.

Yo quiero ese invisible pájaro, que va más allá, de las floridas palabras, de los bellos poemas y las frases hechas.

Esa rosa cuya fragancia no hace distinción, del color de la sangre, de la raza, ni de los rostros sin rostro, sin voz, con lágrimas despreciadas.

Que ve más allá de las diferencias.
De lo distinto.
De la indiferencia.
De lo simétrico y calculado.
De lo sintético y controlado.

Más allá de las formas sin fondo, de la vanidad sin sentido.
Más allá de lo finito, de lo posible, y de lo imposible.

De lo racional.
De lo irracional.

II

Más allá de las cenizas de venganza.
Más allá del rojo fuego, del odio, la violencia, la desesperanza.

Esa indefinible brisa que va, más allá de la vida.
De la muerte.
De lo visible y de lo invisible.

Que todo lo llena.

Que la nada de nuestro yo, vacía de abandono y soledad.
Ese pañuelo de pureza, cuya única ley abraza la unidad
y la paz con segura sonrisa.

Esa llama que une corazones, funde almas, duerme y renace con nueva vida.

Espada que nos libera de las cadenas de la ignorancia, de la soberbia, la crueldad, sometiéndolos a eterno destierro, con la pureza de mente y espíritu en sabia armonía.

Impulso irresistible que deshace la ley del fuerte sobre el débil.
Hombres que dominan a hombres.
Fronteras que someten voluntades.
Mentiras que enturbian espíritus.
Barreras que ignoran la libertad del ser.

III

Esa fresca y nueva pregunta, cuya única respuesta sea felicidad, que nunca acaba.

No juzga.
Ni condena.
No impone.
Ni somete.
Tan solo ofrece.
Solo comparte.
Da.

Porque yo quiero ese manantial.
Quiero ser, ese manantial.
Para después... seguir siendo ese manantial

Manantial de amor.
Solo amor, enamorado del amor.
Por siempre jamás.
Por siempre... jamás.